El otro día, el 1 de junio, las alumnas y alumnos de Latín de 4º de ESO y de Latín y Griego de1º de Bachillerato (por lo que fuera, fue imposible hacer la visita también con los de 2º de Bachillerato) fuimos de excursión a indagar sobre la presencia romana en la Bética. Ya en el primer trimestre lo hicimos en nuestra ciudad, Onuba Aestuaria. Esta vez lo hemos hecho en Itálica, la Colonia Aelia Augusta Italicensium, y en la propia Sevilla, la Colonia Iulia Romula Hispalis.
Dice el profesor Cortés Copete de la Universidad Pablo de Olavide, que Itálica representa todos los valores que Grecia y Roma nos han legado: paideia (educación), civilitas (ciudadanía) y ius (derecho), aparte de ser icono de esa idea de integración imperial de Adriano que ha llegado hasta nosotros: cuando pensamos en el Imperio Romano, en gran parte estamos pensando en la idea que tuvo Adriano. Y en gran parte también esa era la línea de nuestra indagación. Incluso la razón por la que estudiamos Latín y Griego.
Nos emocionó entrar en el anfiteatro por la porta triumphalis y acceder a la arena abierta en dos por la fosa bestiaria y rodeada por una cavea que tenía un aforo de 25.000 personas. Pero también nos emocionó acercarnos al pequeño lararium de la Casa de los Pájaros, el pequeño altar en el que una familia rendía culto privado a los dioses de su hogar y a los espíritus de sus antepasados, su dioses lares y penates. Recorrimos la calles de la ciudad de Trajano y de Adriano admirando los bellísimos mosaicos, la distribución de las casas entorno a fantásticos peristyla, los patios que tanto apreciamos en Andalucía (“¡Maestro! ¿Queda mucho?”). De Itálica nos fuimos con un poco de melancolía al ver qué ha quedado del edificio que daba sentido a esta ciudad adrianea, el Traianeum, grandioso templo de culto imperial centro de todo el entramado urbano.
De Itálica a Sevilla. Tras el tiempo para comer, el paseo nos llevó por la magnífica Plaza de España hacia los Jardines de Murillo y el Barrio de Santa Cruz (callejón del Agua, calle Vida, Judería) para salir al Patio Banderas (¡Qué primera visión de la Giralda al salir por el arquillo!). Junto a la rejilla de la excavación arqueológica que hay en el suelo, hablamos de la Sevilla romana, del puerto romano de Hispalis que allí se encontraba y del más que probable sunami que se lo llevó por delante. Y, al fin, la Giralda. Íbamos buscando dos inscripciones romanas que hay en su base: toda la riqueza de la Bética (aceite, plata, cobre....) que bajaba por el río Betis en barcazas, se cargaba en el puerto de Sevilla hacia todo el Imperio. Ambas inscripciones en sillares de piedra, en el mismo ángulo de la Giralda, son dedicatorias que los barqueros de Sevilla hicieron a dos funcionarios imperiales que administraban esos cargamentos y que los árabes, al construir el alminar de la mezquita reutilizaron en su cimentación.
Así echamos el día. Contentos, alegres. Y con Nieves en nuestros corazones.
DEPARTAMENTO DE LATÍN Y GRIEGO - CULTURA CLÁSICA
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